lunes, 20 de abril de 2009

RESEÑA HISTORICA DEL COOPERATIVISMO EN EL SALVADOR

Como es sabido, las primeras ideas sobre cooperativismo en nuestro país datan de finales del siglo antepasado dado que, muy cerca del año 1900 se introdujo como materia de estudio en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador. Posteriormente, en los primeros veinte años del siglo pasado se promovieron y organizaron las primeras cooperativas de artesanos, cuya finalidad era proveerse de materias primas y materiales para elaborar sus productos, con la consiguiente ventaja de adquirir esos insumos productivos a menor costo y con mejores condiciones en virtud del esfuerzo cooperativo. Más tarde, y como una de las consecuencias positivas de la finalización de la segunda guerra mundial, se promovieron y organizaron las cooperativas de agricultores, con la finalidad de proveerse de financiamiento para su producción agropecuaria, las que adoptaron la denominación de Cajas de Crédito Rural. Nótese que, como era lo normal, se trataba de productores individuales que recurrían a la forma cooperativa como medio para ampliar sus posibilidades económicas a largo plazo. Asimismo, durante los años cuarenta y cincuenta era más que evidente que el cooperativismo cumplía con los principios de autoayuda, subsidiaridad y territorialidad, que se perdieron posteriormente. Hacia el fin de la década de los sesenta del siglo anterior, se trató de institucionalizar lo relativo a esta materia mediante la creación de una entidad del Estado dedicada a fomentar el cooperativismo emitiendo, además de su Ley Orgánica, una Ley General de (Asociaciones) Cooperativas. No obstante lo anterior, las cooperativas existentes con anterioridad bajo la modalidad jurídica de Sociedades Cooperativas quedaron fuera de este mecanismo y de esta ley, y permanecieron sujetas a la legislación contenida en el Código de Comercio. Este último período se caracteriza por la promoción de asociaciones cooperativas de empleados y trabajadores asalariados, con la finalidad de proveerse de financiamiento para necesidades personales o familiares, mediante el ahorro y crédito, así como de proveerse de bienes de consumo personal y familiar mediante las denominadas cooperativas de consumo. Por este tiempo también se avanzó en el desarrollo del cooperativismo en el país, pero fuera del ente estatal antes referido, pues los agricultores promovieron y organizaron sociedades cooperativas con la finalidad de transformar su producción agrícola o pecuaria, es decir beneficiarla o industrializarla de manera cooperativa, así como proveerse de insumos a mejor precio para sostener sus actividades primarias. Este fue el caso de ganaderos (lecheros), cafetaleros (beneficiadores de café) y cañeros (azucareros), por lo menos. También durante este período los transportistas dedicados al servicio de carácter colectivo o selectivo, desarrollaron sus asociaciones cooperativas para proveerse de repuestos, insumos o equipos, incluso llegaron a prestar el servicio de transporte colectivo o selectivo mediante empresas de servicio al público, de propiedad también cooperativa. Los años ochenta del siglo veinte fueron el escenario del proceso de reforma agraria, con base en cuyo decreto se originaron las asociaciones cooperativas agropecuarias de reforma agraria bajo fuerte protección del Estado. Era el momento del inicio de la última guerra civil en El Salvador. Si bien todas las cooperativas (sociedades y asociaciones) que se organizaron hasta los años setenta eran de servicios, a partir de 1980 se entró de lleno en la etapa de las cooperativas de producción o de trabajo, en las cuales, se haya tenido claro o no, los socios tenían por finalidad proveerse de un puesto de trabajo, dado que la propiedad de las mismas es de carácter colectivo, y que sus miembros (en general) carecían de propiedad individual de la tierra. Pero este proceso además, trajo consigo la fragmentación de las cooperativas de agricultores, dando origen a otro ente estatal y a otra ley (la Ley de Asociaciones y Organizaciones Campesinas). Ya en la fase de finalización de la mencionada guerra civil y también después de la firma de los Acuerdos de Paz, se avanzó un poco más, pues se organizaron empresas cooperativas de integración (segundo grado), dedicadas a servirle a sus socios en la comercialización internacional de productos agrícolas de exportación como el café, así como también se avanzó un poco en el ámbito de la intermediación financiera cooperativa, constituyéndose empresas (sociedades y asocia-ciones) cooperativas financieras y de seguros que ofrecen servicios similares a los de los bancos y aseguradoras comerciales de naturaleza anónima. También se "crearon" asociaciones cooperativas de desmovilizados de la fuerza armada y de la guerrilla, previa asignación de tierras en pro indiviso. Con las respectivas diferencias algunos agrupamientos cooperativos han conformado subsistemas cooperativos, sin embargo, como totalidad, el cooperativismo salvadoreño se encuentra todavía muy lejos de constituir un verdadero sistema cooperativo integrado como debe ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario